Séptimo Camino
Ruta histórica durante siglos para los peregrinos que al llegar por el Camino Francés a León se desviaban a Oviedo para visitar su catedral y reliquias, la característica hoy en día más reseñable y principal valor de esta ruta es que es perfecta para desenchufarse de todo, meditar unos días algún asunto o reconciliarse con la novia. Y esto es así porque no vas a encontrar a ningún ser humano haciendo este camino, ni tampoco a paisano alguno paseando por tan despoblado y a tramos abrupto entorno pues entre otras cosas hay que atravesar la Cordillera Cantábrica.
Lo mejor
La señalización es de las mejores que he visto, no existe ningún problema a pesar de los sitios por donde transcurre y está muy cuidada en el 100% del trayecto en este caso de forma mas altruista de lo habitual. Los albergues aun siendo la mitad pequeños y austeros cumplen su función de sobra y se agradece que para tan poca clientela existan voluntarios que los tengan a disposición de 4 peregrinos todos los días del año.
Lo peor
En líneas generales para mi mas de 30 peregrinos/día en cualquier camino son multitud, pero me resulta igual de insatisfactorio encontrarme solo con 3. Subir a este sin compañía en otra estación distinta al verano será con total seguridad igual a andar y estar solo en los albergues la semana entera.
Conclusión
Muy resumida; recomendable si, repetible creo que no. Esta ruta en la totalidad de sus tres primeros días -los de León- es magnifica para subir en cualquier contexto y bajo cualquier pretexto. Los otros tres -los de Asturias- son perfectamente prescindibles, conozco bastantes sitios mismamente al lado de Madrid por los que seguramente resulte mas agradable ir a andar unos días.